En constante crecimiento, el mercado educativo también busca buenas prácticas para garantizar la sostenibilidad de la operación, que necesita procesos bien estructurados. Aquí es donde el uso de CSC entra en el segmento educativo. Cada vez es más común que las grandes redes educativas confíen en centros de servicios compartidos para optimizar y controlar los procesos.

En esta publicación, verá las ventajas de un CSC en el segmento educativo y cómo aplicar este concepto con el apoyo de la tecnología. Sepa mas:

Una breve descripción del mercado educativo.

Según el IBGE, el segmento educativo continúa creciendo rápidamente en Brasil. En los últimos cuatro años, el número de empresas en la industria ha aumentado de 1.3 millones a casi 1.8 millones, un aumento del 37.5% durante el período. Una de las modalidades responsables del buen momento es la educación a distancia.

Según el Censo de Educación Superior, publicado en 2016 por Inep, hay casi 1,5 millones de estudiantes que ya asisten a la universidad. Esta es una tendencia mundial: la investigación de la revista Forbes ha revelado que el mercado de aprendizaje electrónico de EE. UU. Ganará $ 325 mil millones para 2025.

Las ventajas de CSC en el segmento educativo: tres elementos esenciales

Uno de los desafíos para los gerentes en esta área es mantener una gestión unificada cuando, en la mayoría de los casos, hay más de una unidad y estudiantes en diferentes regiones del país. Mantener registros actualizados y facilitar el acceso a los servicios de la institución es esencial para la rentabilidad y la lealtad al estudiante, que también es un cliente y pieza central de la empresa.

Con un centro de servicio compartido, varias áreas de negocios se administran en un solo entorno. Para hacerlo más fácil, una plataforma de gestión que garantiza la digitalización CSC facilita el acceso a registros, actividades y atención. Los solicitantes y los asistentes tendrán un historial confiable de solicitudes y la compañía podrá mejorar los procesos mediante la identificación de puntos de interrupción comunes que deben ajustarse.

En este escenario, tres ventajas son evidentes para aquellos que usan un CSC en el segmento educativo:

Más profesionalismo: la eliminación del “camino” en la realización de los procesos garantizará el cumplimiento de la empresa y una mayor transparencia para el cliente. Por lo tanto, la compañía muestra al mercado su preocupación por la prestación de servicios de calidad, que incluso involucran su estructura y rutina en diversos sectores, desde el área financiera hasta el área de suministro.

Reorganización y estandarización de procesos: tanto el servicio al cliente como las demandas internas ahora se gestionan a través de una plataforma que controla los flujos de los centros de servicios compartidos. Por lo tanto, es posible crear rutas estándar para realizar actividades, así como dar al usuario más libertad en sus acciones. Acceder a las tareas a través de un portal corporativo, por ejemplo, permite al usuario realizar ciertas acciones por su cuenta, como notas y notas, revisar registros y solicitudes de actividades como exámenes adicionales, transcripciones y otros documentos. Todo sin la necesidad de un servicio presencial o llamadas telefónicas, con un tiempo predeterminado para el servicio.

Flujos ágiles: la unificación de procesos es responsable de aportar más agilidad a la rutina operativa de una organización. Y no es diferente en un CSC en el segmento de educación. Las diferentes unidades comienzan a funcionar de manera integrada y más transparente. Hay más control y hojas de ruta claras para administrar varios procesos, lo que brinda más agilidad en las entregas. Y la agilidad, por supuesto, significa más rentabilidad y satisfacción del cliente final.

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